lunes, 6 de octubre de 2008

El Sindicalismo (por Luis Emilio Recabarren)


Los interesados en mantener y conservar todos los errores que aún viven en la mente popular, los que conscientes o inconscientes necesitan mantener parte de la ignorancia popular, gritan en los campos obreros que la organización obrera debe ser solamente de carácter sindicalista.
En muchos de los Consejos de nuestra Federación, se repite la frase hecha de que nuestro organismo debe ser solamente sindical.
Y por lo tanto, su diario, “La Federación Obrera” debe ser exclusivamente sindicalista.
Esta clase de propaganda, si se realiza con sinceridad, resulta ingenua, torpe y dañina para los propios intereses del proletariado.
Si esta propaganda se realiza, por el contrario, fuera de toda sinceridad, resulta criminal, porque va destinada a mantener y conservar a los obreros organizados con todos los errores e ignorancias que los amarran actualmente a la sucia esclavitud en que están viviendo.
Si los obreros organizados conservan todos los errores, que les enseña el sistema capitalista, y viven dentro de la organización con todos esos errores e ignorancias, resultará inútil y estéril la organización sindical; porque esta organización se hace precisamente para que el obrero y obrera, el empleado y la empleada, purifique su conciencia, perfeccione sus ideas, para que abandone los errores que le enseñó y le enseña la clase patronal, a fin de mantenerles en la esclavitud y miseria que están soportando y sufriendo.
Conviene hacernos algunas preguntas:

¿Qué es sindicalismo?
Sindicalismo es simplemente la agrupación de personas con un fin determinado.


¿Cuántas clases de sindicalismo hay?
Hay varias:
Hay sindicalismo patronal y capitalista.
Hay sindicalismo obrero de los siguientes tonos: mutualista, católico, amarillo, autónomo, seudo-revolucionario y revolucionario.
La Federación Obrera de Chile pertenece al sindicalismo revolucionario más avanzado.
Somos un sindicato revolucionario.
Y porque somos un sindicato revolucionario se descarga sobre nosotros la furia formidable de la persecución de los gobernantes capitalistas, que no cae sobre los demás sindicatos.


¿Qué diferencias y qué valor hay entre un sindicalismo y otro?
Muy grande y muy fundamental.
Los demás sindicalismos son indefinidos y viven de las promesas que les hacen los patrones, o de pequeñas e ilusorias mejorías que en realidad no mejoran la situación de los obreros.
En cambio el sindicalismo revolucionario, con la experiencia del pasado no cree ya en promesas de ninguna clase y comprende que las pequeñas mejorías que le dan los patrones, son puras ilusiones destinadas a mantener engañados a los explotados y por lo tanto, ataca el mal en su propia casa, enseñando a los obreros y empleados de ambos sexos a libertarse definitivamente de la esclavitud capitalista.
Y para esto enseña que hay que romper y destrozar todos los elementos de fuerza y de poder de la clase patronal, pues, mientras la clase patronal tenga el poder en sus manos, habrá de emplearlo en contra de la clase obrera.
Esto es claro, muy claro.
La Federación Obrera de Chile, como sindicato revolucionario, que persigue una libertad y una felicidad efectiva y definitiva para todo el proletariado no puede caer en el engaño y en la inocencia de ser un sindicato sin finalidad definida y sin enseñar un rumbo claro a todos sus afiliados.


¿Cuál es la finalidad definida de la Federación Obrera de Chile, como sindicato revolucionario?
La finalidad definida es la abolición del sistema patronal capitalista y su reemplazo por la administración de nuestro sindicato, según acuerdo de diciembre de 1919 en la Convención de Concepción y perfeccionado con la adhesión a la Internacional Sindical Roja de tendencia comunista, por el acuerdo de la Convención de Rancagua en diciembre de 1921.
Los pocos elementos que no aceptaron esta orientación clara y definida siguen trabajando, en el seno de la Federación por hacer desaparecer esta clara orientación, ayudados ahora por elementos filtrados y enviados por la “Asociación del Trabajo” que hacen su obra dentro y fuera de nuestra organización.
Ante este peligro que amenaza la orientación de nuestro sindicato, corresponde a todos los que aman nuestra organización abrir los ojos y comprender que sería renunciar a nuestra emancipación y bienestar, el aceptar olvidarnos de los rumbos que la organización se ha dado en las Convenciones de Concepción y Rancagua (1919-1921).
Basta que cada federado vuelva a leer la declaración de principios de nuestra organización para que comprenda que nuestro diario marcha rectamente dentro de los acuerdos de las convenciones y orientado conforme a ellos.
Precisa sin embargo, discutir con los que en el seno de nuestro sindicato, todavía, se empeñan en desorientarnos
O somos una fuerza que marcha a destruir todo el poder de los patronespara que cese la explotación y la tiranía.
O somos una fuerza nula que permite la estabilidad del poder explotador de la clase patronal que gobierna.
Razonen los trabajadores.


LUIS EMILIO RECABARREN S.
La Federación Obrera, Santiago, 04-junio-1922.

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